Vie, 11/07/2014 - 17:39 -- admin

“A los cincuenta años, hoy, tengo una bicicleta. Muchos tienen un yate y muchos más un automóvil y hay muchos que también tienen ya un avión. Pero yo, a mis cincuenta años justos, tengo sólo una bicicleta”.

Balada de la bicicleta con alas. Rafael Alberti. 

 

El Plan Andaluz de la Bicicleta (PAB 2014-2020)1 propone el marco estratégico para propiciar un mayor uso de este medio de transporte en favor de la movilidad sostenible. Reconoce el importante papel que la bicicleta está llamada a desempeñar en un nuevo modelo de movilidad, que se concreta en incrementar los viajes realizados a pie,

en bicicleta y en transporte público, en detrimento del coche. 

 

La bicicleta ha sido un medio de transporte muy extendido en nuestra sociedad. Solo a partir del auge del automóvil, a finales del pasado siglo

XX, ha pasado a ser un medio de transporte minoritario y a utilizarse para momentos de ocio. Y esto si hablamos de países de estas latitudes. En otras partes del planeta sigue siendo el medio de transporte principal. Sin embargo los beneficios que reporta en numerosas y diferentes dimensiones hacen
que debamos replantearnos su recuperación como vehículo en el que realizar nuestros desplazamientos cotidianos.

En este sentido, la escuela es un contexto idóneo para recuperar la bicicleta. 

 

3.1 La BiCI Y lA ESCuELa

En los centros educativos se generan a lo largo del curso escolar una gran cantidad de desplazamientos. Cada día de decenas a centenares de personas se tienen que desplazar para acudir a los centro educativos, ya sea como parte del alumnado, y/o de las personas acompañantes, ya sea en su labor profesional. De ahí que la manera en que estas personas se desplacen, o el medio que
usen para sus desplazamientos resulte de gran interés porque está directa
o indirectamente relacionado con numerosos aspectos que se desarrollan a continuación.

El sistema de movilidad dominante, basado mayoritariamente en el uso del automóvil privado, está ligado a gran cantidad de problemas ambientales (contaminación del aire, o ruido, consumo masivo de recursos, o cambio climático); y está condicionando la organización del espacio público o incluso la seguridad y salud de las personas.

Por tanto, el modelo de movilidad que se fomenta determinará de manera muy significativa, nuestros hábitos individuales y/o colectivos, las relaciones con el espacio físico y con los demás, y la experiencia cotidiana de bienestar o malestar urbano. (Sintes, 2005).

En los centros educativos los mayores colapsos se producen a la entrada y salida. Se suele producir una gran acumulación de vehículos apremiados por las prisas de llegar pronto al trabajo, o de regresar al domicilio. Esto participa de un círculo vicioso ya que a su vez genera estrés e inseguridad disminuyendo las posibilidades de que el alumnado acuda de manera autónoma (andando o en bicicleta) a la escuela.

Los centros educativos no tienen competencias sobre la gestión del espacio público o del tráfico. Pero pueden participar activamente en la educación de ciudadanía que demande y participe en el fomento de sistemas de movilidad y el uso de medios de transportes que minimicen estos impactos. En este contexto la bicicleta se presenta como un elemento con gran potencialidad educativa, y que reporta grandes beneficios socioambientales.

Si bien cualquier aproximación sobre estos temas es deseable, sería óptimo que no se limite exclusivamente al trabajo en una o dos aulas. El trabajo sobre la bicicleta como “Proyecto de centro” proporcionaría mejores resultados. Y en este tipo de proyectos la implicación del AMPA también resultaría de gran interés.

A continuación se ofrece información sobre el uso de la bicicleta que puede servir de ayuda para poner en marcha el proyecto de trabajo. 

 

3.2 EL pOTENCIaL TRAnSfORmADOr Y eDUCAtIVO dE La BiCICLEtA

«La bicicleta es una máquina que, usada como medio de transporte alternativo y complementario, y destacando sus valores (ligera, pausada, silenciosa, limpia, saludable..), es capaz de ofrecer alternativas a los contravalores del sistema capitalista (prisa, pesadez, ruido, velocidad, contaminación, exportación de daños..), contravalores que parecen empujarnos cada vez más al abismo”

Boyano, en Llovera, 2013.

Cada vez son más las personas que usan la bicicleta como medio de transporte en entornos urbanos, tal y como se refleja en el” Barómetro de la bicicleta” editado por la DGT (Fundación ECA Bureau Veritas, 2011). Aun así, dista mucho de ser la situación ideal, ya que si bien el número de ciclistas urbanos aumenta, el número de personas al volante lo hace a una velocidad y cantidad mayor.

De ahí la necesidad de seguir favoreciendo y fomentando el uso de la bicicleta como medio de transporte en los desplazamientos urbanos cotidianos. Hay que reinventar prácticas y modos de entusiasmar a las personas en el uso cotidiano de la bici. Por eso merecen tenerse en cuenta las palabras de Pablo Llovera (2012) parafraseando a Paulo Freire cuando dice que:

“..Para conformar el más amplio conjunto de acción [como lo es el impulso de la bici urbana] es preciso aliarse con los afines [otros ciclistas reales o potenciales, peatones], convencer/seducir a los diferentes [peatones, conductores], negociar/ persuadir a los ajenos [administraciones, conductores], para que así vayan quedando fuera de juego los contrarios [ciertos responsables técnicos y políticos, lobbies del motor y el petróleo]”.

Y en esto la escuela sí que tendría mucho que decir... El fomento del uso de la bicicleta favorece la autonomía personal, la salud, y el cuidado por el medio ambiente, valores todos que están dentro de los objetivos de la escuela.

 

3.3 VeNTAjAS dE La BiCICLeTA

A continuación se describen una serie de ventajas que supone el uso de la Bicicleta como transporte urbano, para que se puedan incorporar en el ideario y argumentario a favor de la bicicleta, así como en el trabajo con el alumnado. 

Más rápida:

Una de las principales razones argumentadas por las personas que usan
el vehículo a motor privado es la de la necesidad de ahorrar tiempo en los desplazamientos. Sin embargo la bicicleta resulta más rápida que el coche en trayectos urbanos de cortas distancias (5 kilómetros o incluso más a medida que aumenta la congestión del tráfico) (Dekoster y Schoallaer, 2000). Por ciudad,
la bicicleta permite recorrer en 10 minutos unos 3 km, aproximadamente. Hay que tener en cuenta todos los factores que influyen en un desplazamiento: características del vehículo, tiempo de aparcamiento, fluidez del tráfico, duración del trayecto, etc. Es, por lo tanto, el más eficaz.

GRÁfICo 1: VeLOCIdAD dE LoS MOdOS De tRANSpORTE dE La CiUdAD 

Consume menos recursos:

Los vehículos a motor se desplazan en su mayoría a expensas de combustibles derivados del petróleo, que como sabemos es un recurso finito. La bicicleta
sin embargo reduce enormemente este consumo. Para su desplazamiento no precisa de combustibles fósiles. Solo precisa de la energía mecánica que genera 
el pedaleo. Y es el medio de transporte más eficiente que existe, porque es el que mejor convierte la energía de propulsión del pedaleo en energía mecánica en desplazamiento (Calvo, 2013).

No emite sustancias contaminantes, ni al aire, ni al agua, ni al suelo:

Al menos en su fase de uso. Una vez está fabricada no vuelve a emitir sustancias contaminantes. Esto contribuye enormemente
a la mejora de la salud ambiental, y consiguiente personal. Numerosas enfermedades de las vías respiratorias están relacionadas con la contaminación del aire. Por otro lado en su uso tampoco se emite CO2 a la atmósfera, con lo que no contribuye
a aumentar el efecto invernadero, y por tanto a no favorecer el Cambio Climático.

Es un medio silencioso:

El desplazamiento en bicicleta no implica ningún tipo de contaminación acústica. No debemos olvidar que el 80% del ruido urbano es debido al tráfico rodado.

Es muy saludable:

El sedentarismo propio de la sociedad actual causa numerosas enfermedades. Por el contrario hacer ejercicio es algo que recomiendan todas las autoridades sanitarias. En bici o andando desarrollamos actitudes más saludables también con nuestro cuerpo. La práctica de la bicicleta está reconocida como un magnífico remedio para la hipertensión y la obesidad; así como una eficaz prevención contra las enfermedades coronarias, una de las principales causas de muerte en los países desarrollados.

Es perfectamente combinable:

El uso de la bicicleta es perfectamente combinable con el transporte público. De hecho aumentaría el radio de acción de las paradas de transporte público, contribuyendo a rentabilizar las inversiones y a mejorar, por tanto los precios y demás condiciones de operatividad del transporte público (Calvo, 2013).

Es económico y democrático:

La mayoría de las personas tienen la posibilidad de acceder y usar una bicicleta, ventaja que el automóvil no presenta. La bicicleta es accesible a cualquier persona con un estado de salud normal. No es necesario ser un atleta: hombres, mujeres, niñas y niños, personas de edad avanzada pueden usarla (Monzón y Rondinella, 2010). Además es un medio muy económico a todos los niveles. 

Favorece la interacción con el entorno:

Desplazarse en bicicleta favorece nuestra interacción con el entorno, permitiendo que vivamos más el territorio, y facilitando la comunicación entre personas.

Favorece la autonomía:

Es un tipo de vehículo que se puede usar en cualquier momento, no está sujeto a horarios.

Precisa menos espacio público que el automóvil:

La bici necesita menos espacio que el coche, tanto en su desplazamiento como en la superficie para estacionarse. Se calcula que mientras una bicicleta en movimiento necesita 8 metros cuadrados, al automóvil le hacen falta 8-10 veces más (figura 2). En una calle de 3,5 m de ancho, durante una hora pueden circular en automóvil unas 2.000 personas. En bicicleta, en cambio, pueden hacerlo siete veces más, unas 14.000 (Ferrando et al, 2009)

En cuanto al aparcamiento, en el espacio de una plaza de aparcamiento para el coche cabrían entre 10-15 bicicletas colocándolas con cierta holgura y comodidad (Blanco Ramírez, sf). 

Figura 2. Espacio requerido para transportar a 30 personas por medio de transporte. 

 

Esto contribuye sin lugar a dudas a mejorar la calidad del espacio público, permitiendo (junto con el desplazamiento peatonal) una mayor posibilidad de socialización e interacción entre las personas.

“La manera en que nos movemos en nuestros desplazamientos urbanos constituye una primera aproximación a la forma en que queremos vivir nuestra ciudad, y en la construcción y la gestión de un espacio público compartido. Así pues andando y en bicicleta la ciudad recupera su vocación de espacio para la vida en colectividad y ciudadanía”.

Calvo, 2013. 

 

3.4 LoS MiTOs dE LA bICi

De igual manera que es preciso resaltar los beneficios que reportaría la generalización de la bicicleta como medio de transporte, es preciso desmontar algunos mitos anclados en el imaginario colectivo y que se basan en percepciones erróneas o directamente falsas. En la siguiente gráfica se recoge el resultado obtenido en el ecobarómetro de la Bicicleta 2011(Fundación ECA Bureau Veritas, 2011) al analizar los inconvenientes expuestos por la muestra frente al uso de la bicicleta.

¿Y CuÁL CReE qUE Es EL pRINCiPaL InCONvENIeNtE? -ESpONtÁNEa- 

Gráfico 2. Principales inconvenientes percibidos para el uso de la bicicleta como medio de transporte urbano (fuente: Fundación ECA Bureau Veritas, 2011). 

Como se observa, los inconvenientes que se exponen en el gráfico con mayor frecuencia son los asociados al “peligro” de la bicicleta, y la falta de vías para circular en bici. Existen otra serie de argumentos tales como la presencia de coches, la falta de aparcamientos, la lentitud, etc. Si bien alguno de estos inconvenientes no depende directamente de la ciudadanía en general, algunos de ellos se basan en percepciones erróneas, y otros tienen soluciones relativamente sencillas, y sobre todo si colectivizamos y socializamos iniciativas.

A continuación se muestra un listado de mitos asociados al uso de la bicicleta (modificado de Asociación Cíclope, sf), y que se reflejan en la gráfica (gráfico 2); así como argumentos que nos pueden orientar hacia otra manera de percibir la situación. (Más información en la Guía Didáctica “La Ciudad Amable”).

Usar la bici por la ciudad, junto al tráfico motorizado, es una actividad bastante peligrosa, “te juegas la vida”.

Deberíamos replantearnos: ¿Qué es lo peligroso, la bicicleta y su pequeña capacidad de generar daños?, ¿o el tráfico motorizado?. Pese a lo que se suele pensar habitualmente la bicicleta en sí no es un medio de transporte peligroso o de mayor riesgo de accidente que cualquier otro. El problema emerge de una movilidad altamente motorizada y donde numerosos vehículos circulan a gran velocidad (lo que puede llevar a falta de disciplina también de las personas ciclistas).

La bicicleta es un medio de transporte que, además de servir para desplazamientos cotidianos necesarios, puede ser también lúdico y deportivo, lo que no quita para que respete y sea respetado en su coexistencia con otros medios de transporte.

Para la coexistencia de los diferentes medios de transporte es fundamental la pacificación del tráfico. Debemos seguir visualizando que es el coche el que debe adaptarse al resto de los medios de transporte (transporte público, bicicletas, andando), y no a la contra.

Como la bici es peligrosa es muy recomendable el uso del casco, “no llevar casco es una temeridad”.

En primer lugar es importante diferenciar entre el ciclismo urbano (para desplazarse en la ciudad) o el interurbano, y entre recomendar y obligar. En la ciudad conviene que la persona seleccione su equipamiento en función de sus necesidades. También conviene precisar que el peligro del uso de la bici no es el propio uso de la bicicleta sino la interacción con otros vehículos cuya velocidad hace peligrar a la persona que va en bici. El tipo de accidente para el que está pensado el casco es el de que el ciclista se caiga de su bicicleta, ya que su límite de protección ronda los 18 km/h.

Pero el gran problema de un ciclista no es caerse de su bici, sino que tenga una colisión con un vehículo motorizado y, como se dice coloquialmente, ”se lo lleve por delante”, pero para ese tipo de impacto no existe casco que proteja.

Para el mencionado tipo de accidente no sólo hay que proteger la cabeza sino el cuerpo entero del ciclista e imponiendo la obligatoriedad de llevar casco no vamos a conseguir que los ciclistas sean menos atropellados por los coches.

En el resto de Europa, en las ciudades en las que mayor uso de bicicletas se da, es raro ver a alguien con casco. Se ha ido demostrando, en los pocos lugares donde se ha implantado la obligación de llevarlo, que esta medida hace disminuir el número de desplazamientos en bicicleta (Ferrando et al, 2009).

Para usar la bici habitualmente hay que estar en buen estado de forma física, hay que estar fuerte.
Nuevamente conviene diferenciar entre el uso urbano, y el uso deportivo. La mayoría de las personas pueden utilizar la bicicleta desde muy temprana a muy avanzada edad.

Usar la bici por la ciudad para ir a trabajar o a estudiar no es muy práctico porque llegas muy sudado.
Nuevamente se trata de diferenciar el uso deportivo del urbano. Si usamos la bici para desplazarnos de un lugar a otro, no es necesario realizar un esfuerzo físico exagerado. Y en los centros educativos o de trabajo se pueden habilitar instalaciones como duchas o taquillas para cambio de ropa.

Para promocionar el uso de la bici es necesario construir nuevos carriles bici.
Evidentemente una buena red de carriles bici favorece su uso. Aun así, no es la única vía de favorecer este medio de transporte. 

Desplazarse en grupo con la bici (en pelotón) entorpece el tráfico y es peligroso.

La circulación de un grupo ciclista en la ciudad tiene como efecto el calmado del tráfico motorizado; ante un pelotón ciclista las personas que van al volante reducen automáticamente la velocidad y aumentan la atención.

Se roban muchas bicis y no merece la pena arriesgarse a perderla.

Es un problema, pero en el gráfico 3 extraído del Barómetro de la bicicleta, puede verse que el porcentaje de robos reales no es tan alto. Además es preciso tener en cuenta que estos datos son extraídos de personas que sí usan la bicicleta.

¿ALgUNa VeZ tE HAn RObADo lA BiCICLEtA? 

Gráfico 3: Porcentaje de personas que han sufrido robos de la bicicleta (fuente: Fundación ECA Bureau Veritas, 2011). 

Además es preciso recordar que cada vez hay métodos más fiables para evitar el robo de bicicletas, desde la instalación de aparcamientos específicos, a los candados en forma de U.

Estos y otros argumentos ofrecidos en la “Guía didáctica: La ciudad amable”, pueden servir como punto de partida para comenzar a diseñar propuestas de acción en el ámbito escolar.