Jue, 10/23/2014 - 12:49 -- admin

3. ALGUNAS CONSIDERACIONES INICIALES

Con esta línea de trabajo se plantea que las niñas y niños, salgan a la calle e investiguen y analicen el espacio público de su entorno más inmediato, para que puedan elaborar propuestas de transformación al respecto, en función de sus percepciones, necesidades y deseos.

Se pone el acento en las capacidades del alumnado para construirse y constituirse como sujeto de cambio. Se trata de desarrollar un proceso
que permita al alumnado pasar de la idea a la acción, en el que el grupo va incorporando de forma paulatina herramientas para la participación grupal. En definitiva es una apuesta metodológica enmarcada en la Educación para la Participación que está desarrollada en la Guía didáctica de “La Ciudad Amable”, y que tiene como finalidad que el alumnado adquiera los conocimientos y habilidades necesarios para conocer su entorno e involucrase en procesos de cambio.

Su finalidad es que el alumnado descubra que el cambio de las situaciones que nos rodean es posible, y que, de forma concreta, nuestro entorno más cercano es modificable, transformable y tiene un papel determinante en ello, junto al resto de la comunidad educativa.

Para ello es necesario que el alumnado desarrolle el conjunto de competencias básicas para el trabajo colaborativo, que les permita tomar parte activa de las transformaciones en y de su entorno. Este recorrido cuenta con una lógica interna, que desde la práctica en el aula y fuera de ella, establece pasos claros para la adquisición de las habilidades precisas para la participación real.

Ideas fuerza:

Las y los escolares tienen capacidad para proponer mejoras en el barrio y la ciudad en la que viven, a partir de una reflexión sobre sus características y sus propias necesidades al respecto.

Intentando mejorar las condiciones del espacio público para la infancia lo mejoraremos para toda la ciudadanía. 

En la medida en que la ciudadanía recupera el espacio público para la convivencia, la ciudad resulta más humana, segura, saludable y sostenible. Esto se hace aún más evidente en la infancia, ya que poder vivir “la calle” es un aspecto fundamental para su desarrollo físico y emocional.